03/10/14

Rumbelle

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29/09/14

Tomoe y Nanami

















































10/08/14

¿Ciego amor?










¿Ciego amor?

Recordaba aquel día,... recordaba aquel caluroso y doloroso día,... Fue el día en el que le rompieron el corazón por vez primera, fue el día en el que miró cara a cara a Cúpido, fue el día en el que aprendió a maldecir las palabras malcomprendidas, no a las palabras, porque ellas no tenían culpa de nada... Ellas la hicieron crecer, ellas le dieron ánimo cuando todo era negro, ellas la apoyaron cuando pensaba que el bastón que necesitaba nunca conseguiría.

Falambrino, Falambrino,...¡Qué dolor me causa tu recuerdo!


Laicu Remore de la Fe








02/08/14

Los espejos venecianos, Joan Manuel Gisbert (fragmento)


 
Los espejos venecianos, Joan Manuel Gisbert (fragmento)
 (...)
  Giovanni se sentía parcialmente en desacuerdo con las ideas del catedrático. Sus experiencias en los últimos días le habían abierto los ojos hacia otras posibilidades.
-Abramos un debate - dijo el profesor - ¿Quién desea tomar la palabra?
  Hubo el silencio acostumbrado. Muchas veces parecía que Amadio proponía discusiones sólo para demostrar que sus teorías no admitían oposición ni diferencias de criterio.
   Giovanni, cediendo a un impulso no meditado, levantó el brazo.
- Hable, Conti - indicó Amadio.
- Gracias, profesor. Sólo para decir que... - Giovanni se dio cuenta enseguida de que había cometido una imprudencia. No sabía cómo expresar su opinión sin delatarse. Aún no podía hablar con claridad de lo que estaba viviendo. No todavía -... si a veces es díficil contar debidamente un hecho histórico normal, mucho más ha de serlo llegar a la comprensión de acontecimientos que se produjeron por la intervención de... factores anormales.
- ¿A que factores se refiere? - inquirió el profesor.
 

14/07/14

Julia de Burgos

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Julia De Burgos se crió en el barrio de Santa Cruz, sección humilde de la localidad de Carolina. Esto no la privaría de desarrollar su amor por la naturaleza y por su país. Fue afortunada al ser la única de trece hermanos que cursara estudios secundarios.
Obtuvo su título de magisterio en la Universidad de Puerto Rico a los 19 años de edad,1 pero su amor por la literatura la llevó a escribir poesía. Posibles influencias en su obra serían Alex Llorens Torres, Clara Lair, Rafael Alberti y Pablo Neruda. También fue maestra en la escuela Feijo.
En 1936 se unió a "Hijas de la libertad", rama femenina del Partido Nacionalista de Puerto Rico. Este grupo político, liderado por Pedro Albizu Campos, promovía el ideal de independencia.
Burgos publicó tres colecciones de poemas. Para sus dos primeros libros viajó por la isla, dándose a conocer y organizando sus propios recitales. Su tercer libro fue publicado póstumamente en 1954.
Se casó en Nueva York, pero fue su gran amor el historiador, médico y político dominicano Alex Isidro Jimenes Grullón. Este amor le inspiraría muchos de sus poemas. Su animo fue bajando y cayo en el problema de alcoholismo. El 6 de julio de 1953 se desplomó sobre una acera neoyorquina y murió de pulmonía en un hospital del barrio de Harlem, Nueva York a la edad de 39 años. Debido a que nadie reclamó su cuerpo y a que no llevaba ninguna identificación, la ciudad la enterró bajo el nombre de "Jane Doe". Algunos de sus amigos, capaces de rastrearla y encontrar su tumba, reclamaron su cuerpo. Sus restos fueron enviados a Puerto Rico. Fue solemnemente enterrada en Carolina y se elevó un monumento en el lugar del sepelio.
Entre los trabajos destacados de Julia de Burgos se encuentran: "Río Grande de Loíza", "Poema para mi muerte", "Yo misma fui mi ruta", "Alba de mi silencio" y "Alta mar y gaviota".


Tengo caído el sueño,
y la voz suspendida de mariposas muertas.
El corazón me sube amontonado y solo
a derrotar auroras en mis párpados.
Perdida va mi risa
por la ciudad del viento más triste y devastada.
Mi sed camina en ríos agotados y turbios,
rota y despedazándose.
Amapolas de luz, mis manos fueron fértiles
tentaciones de incendio.
Hoy, cenizas me tumban para el nido distante.
¡Oh mar, no esperes más!
Casi voy por la vida como gruta de escombros.
Ya ni el mismo silencio se detiene en mi nombre.
Inútilmente estiro mi camino sin luces.
Como muertos sin sitio se sublevan mis voces.
¡Oh mar, no esperes más!
Déjame amar tus brazos con la misma agonía
con que un día nací. Dame tu pecho azul,
y seremos por siempre el corazón del llanto?