He atrapado una mariposa que cargaba con un mensaje de esperanza e ilusión, sin pretenderlo, la sostuve con demasiada fuerza, toda ella se deshizo escurriéndose entre mis dedos, descomponiendo su muerte en una paleta artística de tonalidades que dejan más que clara su ausencia. Fue así como me di cuenta de que su belleza, me encandiló... De tal manera que supe que la quise estrujar para adueñarme de eso, de su inmaculada pureza, de ese brillo que la hacía única y especial, de ese cálido sentimiento de alegría que transmitía con su misma vida. Solamente fue después cuando me percaté que aquello podría haber sido de todos si mi egoísmo no me hubiera cegado y no me hubiese empeñado en poseer algo que nació para revolotear libre y demostrar que su esencia había sido creada para compartirse, no para monopolizarse ¿¡Cuántas veces hace falta que mueran mariposas en nuestras manos para entenderlo!?
¿Hasta cuando nos creeremos que somos dueños de la libertad de la propia Naturaleza, que crece para ser compartida durante siglos y siglos? ¿Quiénes somos para adueñarnos de una belleza que acabaremos matando?
Buena. Lo que más me ha gustado es la última frase "¿Quiénes somos para adueñarnos de una belleza que acabaremos matando?",pero lo aplico en general, ¿quiénes se creen muchos para determinar la vida de los demás,influir,malmeter, o aconsejar a los demás por dónde tienen que ir o hacer con sus vidas por un buen sueldo o por cualquier chantaje emocional? el único maestro real y benefactor es el que te enseña a ser libre con lo que tú eres y responsablemente. Las historias,las anécdotas, entran mejor que los sermones de lo políticamente correcto.
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