20/07/19

Tú, yo y un número inefable


Escribo con ahínco lo que llevo por dentro, palabra a palabra mi energía se desgasta, esa magia se marcha. Acuden los miedos que habitan en la ausencia, entre los silencios, y entonces, aparece "la nada" que no deja de golpear con sus nudillos la puerta de eso que tanto de ti deseo.

¿Acaso no estás al otro lado de mi pensamiento? ¿Solo soy yo el coronado con la absurda idea de llegar a querernos? Pasan los días y sigo sin saber qué es esto, no es que quisiera una etiqueta, solo una hermosa certeza, un sonoro sí, de esos que calan hasta los huesos. Mas si prefieres una negativa, dámela, no me permitas perder ni un solo segundo más contigo en mi cabeza, puedo ir acomodándote la salida, la más rápida. Hay una extensa fila de interesados en ocupar tu lugar.

Dilema este es: caminar sin dejar de mirar al suelo, porque tienes miedo de lo que haya delante, porque quisieras tener alguien con quien charlar y disfrutar el camino, sin que ello signifique dramatizar.

¿A qué esperas? A un imposible, a una persona agradable, sincera, que conforte un corazón herido, que valore unas sonrisas compartidas, alguien en el que confiar y deposite en mí sus confidencias, alguien afectuoso, pero lo suficientemente independiente como para respetar ambas libertades, también sabio para ampliar mis fronteras de conocimiento y abierto de mente para que yo amplie las suyas, alguien con el que poder compartir gustos e ideas que nos permita hablar durante horas sin caer en el tedio. Pero sobre todo alguien que me quisiera de verdad.

¡Qué abrumador! Tantos intentos, todos fallidos, me indican simplemente que deje de esperar a ese imposible, que siga todo recto como individuo, que no está mal encontrar nuevas motivaciones, que aunque no funcionen, fueron efímeramente disfrutadas, que muchas otras vendrán y que esos matices de intensidad de falsa eternidad nunca llegarán, porque todo tiene fecha de caducidad.

Amar en mayúsculas ya no es posible, hoy se volvió normal actuar con frialdad a través de internet, conocerse en persona está en extinción, es más sencillo dejar en visto, bloquear o ignorar cuando ya has perdido el interés. Llegará el momento en el que sea más fácil programar un robot y vivir una relación fingida, una voz artificial que te diga "te amo" y falsos abrazos.

De quimera en quimera ha sido mi trayecto, no existe humano perfecto, eso sé que es cierto, mas cuánto ser extremadamente horrendo desde afuera hasta dentro he de conocer para que renazca esa bonita alegría que a veces me produce nostalgia de ti, amor.

Vivo con un nivel más que aceptable de paz, sin embargo se resiste un alocado remolino que ruge pidiendo aventura, esa que es una necesidad inexplicable de amar y ser amado, de que tiemble el mundo entre los labios del que a ti se ha entregado... En esa entrega hay tanto que nadie se ha parado a contarlo, cifra a cifra, sería un número inefable.