01/09/15

Agua clara

La diestra muchacha sonreía, todos sabían que aquella grieta bien esculpida en aquel rostro de suave ébano era motivo de precaución. Su mirada denotaba un nostálgico recuerdo que cargaba sobre sus hombros, uno que hubiese quebrado a cualquier ser mortal, pero no, ella sobrevivió...Al menos durante el tiempo que la ira, la frialdad, el cinismo, su lengua afilada, el resentimiento y su espíritu de supervivencia natural se lo permitió. Aquel corazón agujereado siempre se aceleraba cuando su sonrisa estaba lista para desarmar y preparar su fatal movimiento...Con que facilidad aquella joven rompía la delgada línea entre la vida y la muerte, detonando con un disparo limpio su propia justicia, desangrando a su víctima a una velocidad vertiginosa, un tragabalas más en su campo de tiro. Un Putadillas menos. Sus ojos suspiraron y tras soplar el humo del cañón se acercó al cadáver, para decir:
- Espero que te pudras en lo más hondo del infierno- al otear el horizonte acudió a sus pensamientos el nombre que le otorgó aquel indio.

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