15/03/18

La bendición de Hera

Cetis
 Cetis corría juguetona detrás de una bella mariposa. Mas se detuvo en seco cuando reparó en una cesta de mimbre con un bebé. Se horrorizó al comprobar que lo habían abandonado a su suerte allí, junto a un volcán que tenía pinta de estar bastante activo. Ella, mitad cabra, mitad mujer, era una pequeña niña de unos siete años que no dudó en apiadarse de aquel bebé humano de unos brillantes ojos verdes y un sedoso cabello azabache. Dejó el cesto en su lugar y acogió entre sus brazos a aquel pequeño. Así, mientras regresaba junto a su familia iba hablando de forma cariñosa con el bebé, incluso decidió llamarle Yothis, que hacía referencia a un héroe de uno de sus cuentos favoritos, fue quién mató a  los cíclopes que cercaban los pueblos de los sátiros  y domó a las fieras nocturnas para atemorizar a las furias. Este héroe siempre le fue descrito  como un valiente y perspicaz semidios, hijo de Hera y Utremes, un gallardo cazador, de larga melena rubia y ojos esmeraldas.
Cuando llegó a casa con el niño supo que debía esconderlo de sus padres, puesto que jamás le dejarían cuidarlo. Incluso ella sabía que con su corta edad cuidar a un niño era algo serio y complejo. Estuvo pensando en un nuevo y verdadero hogar para Yothis mientras pastaba con sus padres en los alrededores de su casa.
-Hoy ha llegado a nuestra pequeña aldea una comerciante ambulante de especias ¡Me han dicho que tiene de todo! -hizo una pausa para masticar a la par que contemplaba a su hija comer pensativa. - ¿Cetis te gustaría acompañarme a comprar algunas de las que necesito?
-Claro que sí, mamá. - sonrió.
Se acercaron a la lozana mujer, que poseía un encanto natural y transmitía una energía alegre...Hasta que me dedicó una mirada nostálgica acompañada de una sonrisa triste.
-Hace poco murió mi única hija... Estaba muy enferma, no se pudo hacer nada... Daría lo que fuera por volverla a tener entre mis brazos.
Cetis a través de ese comentario se le ocurrió que ella tal vez querría ocuparse de Yothis, así que se quedó atrás voluntariamente para darle la noticia a la vendedora de especias.
-¿Yothis? Me gusta ese nombre ¿Dónde te espero?
-Cerca del manantial que hay a las afueras de esta aldea, iré en cuanto el sol esté a punto de ponerse.
-¡Cetis! ¡No te quedes atrás!
-¡Voy mamá! - se marchó trotando.

Aquella mujer, Rea, se emocionó en cuanto Cetis le había contado cómo se encontró a Yothis y su preocupación en cuanto a encontrarle una verdadera familia. Enseguida creyó que había sido un regalo de los dioses. Había estado acudiendo asiduamente a los templos de Hera, rogándole por la bendición de otro hijo y que aquella chica le hubiera llamado Yothis, tal como el conocido héroe y semidios, hijo de Hera, hacía que se sintiera afortunada por el favor que había conseguido de la divinidad.

Cuando vio llegar a Cetis con el hermoso bebé de verde mirar se le agrandó el corazón en el pecho y al sostenerlo su sonrisa le robó el alma. Sintió una conexión única, de hecho supo que Yothis era el regalo que el cielo le había concedido.

Yothis

Yothis (segunda parte de La bendición de Hera) <-- Si pulsa este enlace podrá leer la continuación de la historia. 

05/03/18

Mamá y sus colores


Sofía corría detrás de las olas  mientras su madre la fotografiaba, ella no entendía ese afán de capturar los momentos en imágenes, de encapsularlos, ella prefería vivirlos intensamente era experta en eso. Pero claro ¿qué iba a saber ella? Solo tiene seis años. De todas formas le consolaba que la mayoría de los adultos siempre le dijeran que era muy curiosa e inquieta a la hora de aprender o saber el por qué de todo. Cuando fueron a comprar un helado Sofía se fijó en una chica que recogía los platos de una mesa de un restaurante, le llamó la atención que mientras ella le daba la espalda a los comensales hubieran algunos que la miraran y comentaran algo de lo que se reían ¿Qué sería? Estuvo un rato pensando en eso. Incluso hasta cuando llegaron a casa, pero no pudo evitar prestar atención a la conversación de sus padres.
-¿Firmaste el contrato con esa revista?
-Sí, me sorprendió muchísimo que mi sueldo fuera tan bajo en comparación de Jorge, el compañero que me recomendó y que ahora trabaja por su cuenta.
-¿Jorge? Sus fotos no son malas, pero pagarle más que a ti... Y todo por ser mujer...

No entendió del todo aquello pero no se iba a quedar sin hacer la pregunta.

-¿Mamá, por qué a ti te pagan menos? ¿Las mujeres somos raras? Hoy vi a una chica recoger los platos en su trabajo y dos hombres raros hablaban de ella y se reían, ¿tendría algo en el trasero? Parecía que miraban ahí.

PAPAGAYOS DE COLORESSus padres se miraron, sin saber muy bien qué decir. Su padre se sentó a su lado y le dijo:

-No hija, al contrario, las chicas son más listas, más trabajadoras,...Pero claro, imagínate que hay dos loros que necesitan trabajo, uno es brillante, de muchos colores y encima muy listo y preparado para el cargo, el otro es brillante a su manera, pero no llama tanto la atención, sus colores son apagados. El entrevistador tiene que decidir, claramente prefiere el loro colorido, pero se da cuenta que sería difícil de controlar a alguien tan preparado, que incluso su propio puesto peligraba, además sería el único loro llamativo entre loros de color cenizo, seguro que los desconcentraba a todos en el trabajo. Así tuvo una idea, decidiría bajar el sueldo al loro colorido para que él mismo rechazara el trabajo, así no tendría que escoger directamente al loro de color apagado, si no que por vacante libre y por ser el segundo mejor para el trabajo.
-¿Mamá es como el loro colorido?
-Sí, cariño, algo parecido ¿Lo has entendido?
-Creo que sí papá, mamá tiene que parecerse más a los loros apagados ¿no?
-Incluso así es complicado. Pero algo así, sí.

Le gustó mucho la historia de su padre pero aún así se quedó con muchas otras preguntas. Hizo varios dibujos de su madre con ropa de colores y su cámara profesional junto con otras mujeres vestidas con muchos colores y sus diferentes profesiones. Ella se imaginaba que trabajaban todas juntas sin problemas de sueldo, porque todas eran coloridas. Le enseñó el dibujo a su madre y cuando se la explicó le gustó tanto que decidió hacer fotos con modelos con esa misma temática. Hicieron un artículo con esa historia y poco a poco fue calando hasta tal punto que  su madre pudo trabajar por su cuenta y comenzar a ayudar a más loros coloridos a trabajar en armonía con sus colores. 





Acuarela muy creativa