El claroscuro del mundo se ha abierto de par en par, difícilmente se me escapa, porque por fin he conseguido sus matices delimitar. Nada y nadie nunca, ya no es contrario a todo y todos siempre. No, solo son son destellos en la noche, ambos se conforman el uno al otro, donde empieza uno acaba el otro, se unen y ya no se tropiezan entre sí. Son un amor consumado, juntos, revueltos, distintos y en un instante abrazados.
Recuerda el todo es la nada, nadie son todos y el nunca fue un siempre.
Un día te será entregado el secreto que nos obcecamos en negar, lo abstracto es tan concreto que le cerramos la puerta al andar. Te darás cuenta que de inefable tu salto en realidad acabará.
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