
Y se desgastó, sus ojos se rompían, se deslizaban las lluvias de tristeza por sus mejillas, quejumbrosa decidió eliminar el origen del mal que la aquejaba...Sentía su soledad multiplicada en sus silencios, en su indiferencia abstracta, en ese saber que en realidad ya tiene todo y tu no eres nada, insignificancia que no tiene importancia.Y qué dolor saberse vulnerable, idiótica, por confiar por intuición, por naturaleza, no es sensato, pero tampoco...