Una noche de San Juan un deseo estaba a punto de hacerse realidad, una pequeña niña huérfana fue a su parque favorito para hablar con la estatua encapuchada, ella comenzó a sollozar pidiéndole consuelo al inerte rostro que la contemplaba. Una vez que la encontró un policía se la llevó al orfanato dónde habían denunciado su desaparición. La pobre niña fue duramente castigada por la mujer que todo manejaba allí. Con las nuevas heridas a sus espaldas se dirigió a su cama, llorando silenciosamente.
Al quedarse dormida soñó con la estatua del parque, esta tomaba vida y la abrazaba diciéndole que todo saldría bien, que ella crecería sana y fuerte, que encontraría el amor algún día, no obstante ella se separó para mirarle a los ojos y decir -Deseo que nunca me dejes sola ¿puedes cumplir esta promesa?.
Él gratamente sorprendido dijo -Eso no depende de mí, solo soy una estatua, eres tú la que puedes venir a visitarme cuando quieras-,ella lo volvió a abrazar y por el momento se consolaba entre aquellos duros brazos.
-Hoy es una noche especial ¿Por qué no pides un deseo que se pueda hacer realidad?- le dijo la estatua que acariciaba su pelo,
-Deseo que cobres vida y que nunca me abandones.- sonreía ella felizmente.
-Ojalá se hiciera realidad pequeña- volvió a su posición habitual y a su inerte estadio.
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