Habrá más suerte para la próxima vez, no me rendiré. Soy un hueso difícil de roer.
Un saludo,
Larissa Ojos de Luna
A pocos se les otorga el honor de
decirle adiós a la persona que, sin saberlo, habita en cada segundo de la vida
de su fiel admirador, hoy me descubro así ante ti oficialmente.
Aunque tratase de colmarte con todo lo
que mi humilde y torturada persona ha tenido que reprimir desde mucho antes de
verte sonreír por primera vez, sería insuficiente para que entendieras
verdaderamente lo que has significado para mí.
Te preguntarás el por qué te escribo…
Bueno, no podía irme sin despedirme, sin darte una explicación… En primer lugar
no puedo evitar recordarte aquel día en el que me encontraba realmente perdida
y agradecerte de nuevo que te acercaras a mí, ya sabes… Tan... Indefensa, rota,
desmejorada. No siempre fui así…Y tú, te acercaste, con tu aura cálida y me
ayudaste como si nada. Fue justo en ese momento en el que dejé de tener miedo… No
pude acudir a tu amable invitación porque estaba recibiendo un nuevo
tratamiento, mucho más agresivo que los anteriores, tal vez te sorprendas, tal
vez no, pero no quería que lo supieras, preferí que pensaras que en el último
momento decidí no ir… Eras uno de mis pilares, mi fe en la humanidad, no podía
verte sentir pena o lástima por mí… Así que por eso no respondí tus llamadas,
ni tus mensajes… Accedí a quedar hoy porque quería mirar esos ojos verdes tuyos
por última vez y decirte que me hiciste muy feliz, que antes de irme podré hacerlo con una hermosa y única sonrisa desde
la más absoluta lejanía y vaya a dónde vaya me descubriré bella y especial por
tu sola existencia. De verdad me hubiese gustado estar ahí, pero el viaje al
otro lado se ha adelantado de forma inesperada, cuando leas esto, el cáncer
habrá terminado conmigo sí, pero no habrá vencido cariño ¿Y sabes por qué?
Porque te he conocido… Y aunque haya sido ahora mismo te he confesado que,
amigo mío, te he amado y que te amo, y que en estos tres años conseguiste
intensificar mis alegrías, los segundos que caían velozmente de lo que le
restaba a mi reloj de arena, no me importa que haya sido con mi exhalación
final puesto que… ¡lo he conseguido! Gracias… Muchísimas gracias por ser quién
se quedó con mi corazón, guárdalo con mimo, y revoloteará contento cuando me
tengas en tu memoria…Y cuando duermas plácidamente sentirás en tu frente el
beso suave que siempre quise darte… Ahora… Que ya estoy en paz, nadie podrá
arrebatarme esta satisfacción, si por mí fuera esta carta sería infinita, mas
este debe ser el final, no es fácil escoger las palabras, se me atascan tantas,
tantas que quieren abrazarte fuertemente… Espero que nos volvamos a ver, no sé
ni cómo, ni dónde, ni con qué motivo, sin embargo de verdad que quisiera tener
la oportunidad de desarrollar nuestro propio paraíso, ese que no hemos tenido
oportunidad de coronar, de inaugurar con un amor sin límites, sin la parca de
por medio…Solo tú y yo.
Siempre tuya, Victoria.
P.D.:
Cor unum. Qui nos separabit? (Un solo corazón ¿Quién nos podrá separar?)
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