Incertidumbre quisiera combatirte con la belleza estética de la imaginación, evadir tus hipótesis retorcidas, apagar el interruptor de predecir todas y cada una de las supuestamente posibles catástrofes que se avecinan.
Ojalá se abran las puertas hacia las estrellas, que mis pasos sean ligeros, que dance toda la noche con el cosmos y que mis acompañantes celestiales canten melodías inimaginables, música que conmueva hasta lo más profundo de mi esencia, que olvide por un placentero tiempo todas las pamplinas que inventamos y creemos de gran relevancia en nuestro humano sistema... Porque la existencia entraña una simplicidad que olvidamos hace mucho...Demasiadas necesidades prefabricadas nos laceran...
Una vez en lo más alto de los cielos nadar y volar al mismo tiempo, y desde arriba emitir el aullido que despierte a mi manada, que acudan mis seres afines, recorrer entonces el espacio como una bandada de gráciles cisnes.
Dícese que las partículas de luz se aúnan justo entre los labios cuando nace realmente una verdadera sonrisa, una auténtica hija de la efímera felicidad, allí deslumbra pero es en toda la existencia de uno cuando reverbera, se agita la alegría como un cohete a punto de estallar y una vez despega pocas veces vuelve a marchar desde la base corporal.
Conversar con alienígenas a la hora del té, aprender, compartir, descubrir la otredad más allá del rutinario planeta hogar, investigar las motivaciones extraterrestres y su perspectiva vital... Encontrar criaturas míticas merodeando por la quietud del firmamento interestelar, un dragón, gran lagarto volador, un pegaso, caballito alado que relincha descuidado, podría despertar a las nereidas que naufragan con sus colas esparciendo el polvo luminiscente como si de gotas de brillante agua se tratase.
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