Cabalgaba impetuoso su corcel azabache
su melena alborotada
el viento le gritaba a la cara
Destino incierto
más allá del desierto
montañas lejanas
tierra extraña
Forajida, huía,
mujer desterrada
ya no le quedaba nada
Habitaba el olvido
un vacío implícito
se sabía despreciada
Un alto precio alcanzaba su cabeza
su nombre aguardaba el plomo
de cualquier caza recompensas
presto a liquidarla sin decoro
Ella tan solo armada consigo misma
no tenía defensa alguna más que su sonrisa
Al anochecer junto a una fogata
trémula esperaba a aquel que la asaltara
duermevela hasta el alba
Rauda continuó su senda imaginaria
galopó sin pausa
y detrás de unas montañas...
sufrió una emboscada
El famoso Glassrow Mays
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